
agosto, 4, 2023
YODONA, Masía Bellver y Fundación Oceanogràfic aliados a favor del Mediterráneo
La limpieza de la playa de Torre Bellver, la suelta de dos tortugas y una mesa redonda sobre los problemas que ponen en peligro el medioambiente y las posibles soluciones. Fueron los tres actos con los que YO DONA Mediterráneo -en colaboración con la Masía Bellver en Castellón y la Fundación Oceànografic- pone su grano de arena en la preservación del mar, los seres vivos que habitan en él y nuestro entorno. Porque es cosa de todos.
Dona y Licea volvieron a su hábitat
Dona y Licea son dos tortugas boba que en estos momentos probablemente estén nadando plácidamente en aguas mediterráneas, a la altura de las islas griegas. Era su destino cuando, tras pasar varios meses en el centro de la Fundación Oceanogràfic sanando sus heridas, volvieron a su hábitat natural gracias a YO DONA. Su suelta fue el momento cumbre y emotivo de la jornada YO DONA Mediterráneo, una iniciativa que surgió con vocación de continuidad.
Todo sucedió en la playa Torre Bellver, en Castellón, a los pies de la Masía Bellver, un lugar idílico poblado de pinos y también empeñado en cuidar el medioambiente. A la playa llegaron dos grupos de niños del Liceo Benicàssim para limpiarla. Después, clasificaron los residuos y aprendieron el ciclo vital de las tortugas, muchas veces interrumpido por la mano del hombre. Eso les ocurrió a Dona y a Licea, que se enredaron en las redes de los pescadores y fueron rescatadas por ellos mismos. Ansiosas por volver al mar en cuanto lo olieron, fueron despedidas con aplausos.
Una mesa redonda que nos invitó a reflexionar
Por la tarde, y ya en la Masiá Bellver, YO DONA reunió a varios expertos en medioambiente para plantear en una interesante mesa redonda los problemas a los que nos enfrentamos y exponer posibles soluciones, que en su mayoría pasan por un cambio de mentalidad a la hora de consumir. En efecto, se trata de un tema «que nos atañe a todos», como dijo en la presentación Ana Núñez-Milara, directora de Contenidos de la revista. «Existe un elemento que nos mantiene unidos, el vínculo con la naturaleza, la tierra y el mar. Debemos cuidarlo aunque sea por propio egoísmo. De la salud del mar depende la nuestra», añadió.
Almudena Fernández, embajadora de Oceana y modelo ecoactivista, insistió en que «todavía se puede hacer mucho por nuestro planeta. Es posible una nueva manera de vivir más ética y sostenible para sostener el futuro de nuestros océanos y de nuestro planeta». En la mesa participaron Irene Gómez Rivas, experta en desarrollo sostenible y CEO de IndicoSecret; Olivier Gómez, líder Human and Life de Kiabi; Juan Antonio Romero, biólogo marino, cineasta y colaborador de la Fundación Azul Marino y de la Fundación Oceanogràfic, y Mafalda Soto, emprendedora social y fundadora de Umoa y de Beyond Suncare. Un día, Juan Antonio Romero se subió a un barco con su mujer y sus tres hijos y estuvieron cuatro años navegando. Y sigue viajando y luchando por un mejor trato de los recursos naturales, pero denuncia que «tenemos una memoria muy cortita. Cuando hablamos de residuos, todo el mundo se emociona, pero al salir se compra una botella de agua de plástico. Es una cuestión de educación que comienza en casa».
«Hay que actuar desde la responsabilidad y el compromiso con tus valores», Olivier Gómez.
Como directivo de una gran empresa textil, una de las actividades más contaminan- tes, puso el acento en la forma de trabajo de Kiabi: «Repensamos los procesos para fabricar de forma más sostenible, consumir menos energía y optimizar la cadena logística. Hay que invertir y medir todo lo que haces: tu huella de carbono, el ciclo de vida de los productos, hasta la energía que gastan nuestros clientes para ir a la tienda…».
Invertir en sostenibilidad, palabras clave con la que no están de acuerdo todos los empresarios porque, como dijo Mafalda Soto, «en este terreno la rentabilidad no llega tan rápido. Es un círculo vicioso: no se consume sostenible si no hay oferta, no se ofrece si no hay inversores que crean en ello». ¿Sucede lo mismo cuando viajamos? Irene Gómez vive en Maldivas, donde ofrece a los turistas experiencias de buceo. «Cada vez más gente nos contrata por cómo cuidamos el medioambiente y hacemos una inmersión cultural para mostrarles cómo Maldivas cuida el océano. Su población vive del mar y lo defiende». Según Juan Antonio Romero, hay otros lugares donde también se hace, como zonas de Cuba o de Australia, que vigilan la reserva marina. Un ejemplo es Los jardines de la reina, donde Fidel Castro tenía su casa de vacaciones. «Solo fueron él y su grupo durante 60 años y por eso se convirtió en el único lugar del Caribe sin tocar. Hoy sigue igual, el océano tiene un potencial de regeneración infinito, basta con no tocarlo en un año».
Es una forma de paliar los efectos de la mano del hombre en la naturaleza. Pero hay muchas más, y pasan por el consumo: «Comprar mejor, cuidar más, reutilizar, reciclar», recomendó Olivier Gómez. Algo parecido ocurre en el sector de la belleza,
aseguró Mafalda Soto, quien habló del creciente uso de envases reutilizables y otras prácticas sostenibles: «Todo se hace de forma más artesanal, se generan menos sustancias tóxicas y se reduce el uso de plásticos».
Se acerca el final y es el momento de averiguar si, a pesar de todo, nos va a ser posible vivir y consumir de otra forma y ser felices. Un sí general. La misma felicidad que estarán sintiendo en estos momentos Dona y Licea en su adorado Mediterráneo.
Puedes leer el artículo completo para la revista YODONA aquí.